Rosy Suñé, actriz, poeta y activista mexicana

Rosy Suñé llegó a Catalunya en 2004 y se puso a trabajar en pequeñas producciones de cine. Formó una bonita familia multicultural y hoy dedica buena parte de su tiempo al activismo y a la poesía a través de Fridas, una asociación que reivindica la poesía como motor del cambio en el mundo.

¿Qué es exactamente Fridas?
Es un espacio que convoca a poetas a experimentar en escena. Queremos convertir los recitales de poesía en un espectáculo.

Poetas e intérpretes, no es fácil.
Al principio nos faltaban. Empezamos con el boca a boca, pero a la mayoría le costaba lanzarse a interpretar. Poco a poco hemos conseguido integrar a personas con mucha trayectoria, poetas con libros escritos y con premios internacionales.

Poemas con mensaje, claro.
Esa es otra característica de Fridas. Además de sugerir una puesta en escena teatral normalmente hacemos poesía activista, de denuncia.

La poesía es un buen vehículo para eso, ¿no?
Es muy lindo porque escuchamos y compartimos poemas de mujeres migradas de todas partes del mundo. Siempre hacemos coincidir nuestros festivales con días internacionales, y los artistas siempre responden. Barcelona es muy solidaria en eso, es muy activista . Lo hemos visto en el reciente Festival Grito de mujer, que reivindicaba el feminismo.

¿Cuándo viniste de México?
En 2004. Yo soy de formación teatral. Comencé haciendo algunas intervenciones pequeñitas en cine. Precisamente ahora he hecho una escena de una película activista con un director catalán. Es un papelito pequeño pero me da muchísimo gusto porque es una denuncia de cómo se encuentran las mujeres encerradas en los CIEs.

Y escribirás poesía, claro.
Bueno, en realidad escribo una novela, sobre mujeres de varios países del mundo. Y el escribir esta novela me llevó a los recitales de poesía.

¿Estamos bien informados sobre México en Barcelona?
No del todo. Precisamente por eso muchos grupos de mexicanos organizamos eventos para informar. Algunos, cuando hablan de México, todavía piensan en el paraíso de Cancún. Pero esa es la parte que al Gobierno le interesa mostrar.

Tienes un hijo que canta en la coral del Palau de la Música.
Sí, el es de Etiopía. Somos una familia muy multicultural: mi marido es catalán, yo soy mexicana y mi hijo es de África. Lleva un año en el coro. Al final, los dos estamos metidos en la parte artística. Y mi marido encantado de poder disfrutar de las locuras de los dos.

 

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