Este el modelo de turismo que necesitamos, aunque no sea tan próspero como el de las Ramblas. La entidad Omnium Cultural ha organizado una visita didáctica para descubrir el valor de los polígonos de viviendas, un signo característico en muchos barrios de l’Hospitalet. El objetivo es mostrar de dónde surgió la idea y como el franquismo la retorció con fines espurios. Las consecuencias todavía son visibles hoy en día.

El polígono de viviendas es una respuesta progresista al problema de falta de vivienda. En Catalunya, arquitectos del GATCPAC impulsaron este modelo en el primer tercio del siglo XX con el objetivo de redistribuir correctamente a la población en las ciudades. Estos polígonos eran pequeñas ciudades bien conectadas y con servicios al alcance de los residentes. Sin embargo, el desarrollismo franquista se apropió de la idea y lo convirtió en un modo de crear viviendas para alojar a la clase obrera con el menor coste posible. Se impusieron, entonces, promociones inmobiliarias en localizaciones periféricas, con equipamientos deficientes y baja calidad de construcción.

L’Hospitalet fue una de las víctimas propiciatorias de este modelo pervertido. De 1950 a 1975 la población pasó de 70.000 habitantes a 280.000. Toda esa gente que llegaba de otras provincias tenía que meterse en alguna parte. Y así nacieron los Blocs Florida (1955), Blocs Ciutat Comtal (1956), Bellvitge (1965), Can Serra (1966) o Santa Eulàlia-2 (1970).  Allí vivía la clase trabajadora, personas humildes, con pocos o nulos estudios y muchas ganas de cambiar su vida y la de su familia. Sin embargo, desde Barcelona, no siempre se apreció esta buena voluntad. Más bien se alimentó un prejuicio que todavía pervive, el de poligonero como insulto a una persona que vive en alguno de estos bloques.

Precisamente por eso el proyecto (Re)Volta, quiere volver del revés el concepto poligonero y poner en valor la historia y la trayectoria de esos barrios. Unos barrios que, además, han marcado la historia de Catalunya por ser la vanguardia de la lucha contra el urbanismo salvaje. El 19 de junio, Omnium propone una visita cultural a dos de esos bloques, los de Bellvitge y Can Serra, para verlos in situ. Podéis apuntaros a la ruta aquí.

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