La escuela concertada Teide de Viladecans se ha salvado en el último minuto, gracias a un pequeño milagro: la aparición de un inversor chino, Ran Liang, que ha puesto el capital necesario para mantenerla a salvo. La escuela, gestionada por una cooperativa de familias, se hallaba en situación crítica después de perder algunos conciertos como consecuencia de la falta de matriculaciones. Estaba en riesgo una trayectoria de cuarenta años, cuando apareció un sorprendente vecino que se ha hecho cargo del centro educativo y ha asegurado la viabilidad.

Liang es un empresario que vive en Catalunya desde hace una década y, aunque no hablar ni catalán ni castellano, se mostró dispuesto a realizar la inversión necesaria para salvar el centro de Viladecans. Ahora bien, la condición para sacar adelante la operación de salvamento era que en el centro se enseñara chino. Desde infantil hasta secundaria. Para Liang esta es una “oportunidad para todo el mundo” puesto que los alumnos podrán estudiar chino además de catalán, castellano e inglés.

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