El aumento del servicio de comida a domicilio amenaza los barrios. - Foto: Unsplash.com

El aumento del servicio de comida a domicilio amenaza los barrios. – Foto: Unsplash.com

La guerra será larga, pero la primera batalla la han ganado los vecinos. Las movilizaciones, tanto en Sant Martí, como en Les Corts, han empujado a Barcelona a suspender temporalmente, durante un año, las licencias para abrir cocinas fantasma en la ciudad. Pero, ¿en que consiste este nuevo negocio que amenaza a los vecinos?

Las cocinas fantasma, ghost kitchen en terminología inglesa, son edificios dedicados por entero a cocinas, encargadas de proveer a los servicios de comidas a domicilio. Son restaurantes a domicilio que no lo son. Vayamos por partes. Como consecuencia del confinamiento, se ha multiplicado el consumo de comida a domicilio. Esto ha obligado a muchos restaurantes a ponerse las pilas. Sin embargo, no es tan fácil adaptarse, porque las exigencias son muy diferentes. Por otro lado, la gente le ha comenzado a tomar el gustillo a pedir la comida a domicilio, y la tendencia sigue al alza, a pesar de la liberalización de las restricciones. Así las cosas, a un iluminado se le ocurrió que para proveer el crecimiento de la demanda lo mejor sería crear edificios enteros dedicados a cocinas capaces de atender esa demanda. Como es habitual, la idea nació en los países anglosajones, pero ha llegado rápidamente hasta aquí.

VECINOS Y RESTAURANTES, ALIADOS 

Puede que tengan un gran mercado en el futuro, pero las ghost kitchen tienen ahora mismo dos enemigos declarados. Por supuesto, los vecinos de esos edificios. No sólo por las molestias de las propias cocinas funcionando todo el día, también por el lío monumental en las calles, con cientos de motos y ciclistas viniendo a buscar pedidos de todas partes. Por estas poderosas razones, en las últimas semanas se han movilizado vecinos de Sant Martí y les Corts, dos barrios donde ya existen dos proyectos en marcha. En el barrio de Prosperitat, en un barrio de vecinos, ya estaban montando 38 de estas cocinas. Y cerca del Camp Nou, unas cuarenta, de momento. La presión vecinal ha sido clave para que el ayuntamiento de Barcelona suspenda las licencias, por lo menos durante un año.

En esta batalla, el gran aliado de los vecinos ha sido, por supuesto, el Gremi de Restauració de Barcelona. Decir que las ghost kitchen son competencia desleal de los restaurantes es decir poco. A las cocinas fantasma les basta con un cocinero y algunos ayudantes en un espacio compartido mientras los restaurantes deben pagar alquileres, terrazas y al equipo de sala, los camareros. Y todo para la comodidad de algunos usuarios.

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