La fachada del río Besòs es una gran oportunidad de transformación para Barcelona.

La fachada del río Besòs es una gran oportunidad de transformación para Barcelona.

Desde hace unos cuantos años el centro de gravedad de Barcelona se está desplazando al este. El impulso al 22@, la ampliación de la Diagonal, la estación de alta velocidad de la Sagrera, la reforma de la plaza de les Glòries… El futuro de la ciudad pasa por el este y la mayor transformación está por venir. Y por planificar. Se trata de la construcción de una fachada urbana a lo largo del río Besòs, en la línea de los grandes paseos de los ríos europeos. Pero no solo eso. La fachada del Besòs debe ser un auténtico modelo de biociudad, o sea, una ciudad organizada a partir de la bioeconomía circular.

Es una reivindicación de uno de los arquitectos más visionarios de la ciudad, Vicent Guallart. Arquitecto jefe de Barcelona entre 2011 y 2015, Premi Ciutat de Barcelona, fundador del Institut d’Arquitectura Avançada de Catalunya y, lo más importante de todo, profesional con despacho en el Besòs, donde está desarrollando un edificio pionero construido únicamente con madera. El colmo de la sostenibilidad.

En un reciente encuentro en RethinkBCN, la plataforma que propone repensar el Área Metropolitana, Guallart expuso porqué el Besòs es la clave para la transformación de la ciudad. «Tenemos siete kilómetros de fachada ocupados por grandes esplanadas que no aportan nada y por los polígonos de la Verneda y el Bon Pastor. En cualquier ciudad europea esta sería una fachada urbana monumental con paseos para los ciudadanos». Pero no sólo paseos. Y esta es la auténtica cuestión

LAS CIUDADES DEL FUTURO

Guallart explicó muy didácticamente que las ciudades cambian más o menos cada 50 años. Algo las impulsa a transformarse. La aparición de nuevos movimientos arquitectónicos, como Bauhaus, la crisis del petróleo, la revolución digital… O la pandemia. Como consecuencia del covid-19 hemos redescubierto que necesitamos ciudades más saludables. El reto de conseguir ciudades con 0 emisiones para 2050 es ahora más necesario que nunca, también como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania. Pero no significa retroceder al pasado, sino avanzar hacia otro modelo de ciudad.

  • Para empezar, las ciudades deben ser productivas. Deben tener recursos básicos naturales y de producción. Catalunya, por ejemplo, cuenta con un 60% de superficie forestal, pero sigue importando madera de Austria para la construcción. ¿Por qué no construimos edificios de madera, mucho menos contaminantes que los de hormigón, con recursos naturales del propio territorio?
  • Otra cuestión vital, la energía. Es ridículo hablar de una una Catalunya energéticamente autosuficiente si no disponemos de suficientes paneles solares. De hecho, como dice Guallart, producir energía debería ser una de las funciones de los edificios.
  • Y la agricultura urbana. ¿Por qué Barcelona no puede producir sus propios alimentos? Podemos obtenerlos fácilmente del territorio, pero también podemos producirlos en espacios cerrados, en los edificios, aprovechando las cubiertas, por ejemplo. Parecería una broma si no fuera porque ahora somos conscientes del coste que tiene no ser autosuficiente.

¿POR QUÉ EL BESÒS ES TAN IMPORTANTE?

Como dice Guallart: «El 22@ ha sido un gran éxito. Pero la nueva economía, desde 2020, pasa por las tecnologías aplicadas a producir cosas físicas: alimentos, energía o productos elaborados con materiales reciclados. Cosas que pueden tocarse, y que pueden hacerse en las ciudades con materiales de proximidad». Y para eso propone un nuevo modelo de illa formado por viviendas y con espacio en los bajos para comercios, como siempre, pero también para toda esta industria limpia que, además de recursos, generará puestos de trabajo.

Entonces, ¿por qué el Besòs es tan importante? En primer lugar, por el agua. El agua es a las biociudades lo que la red digital es para las famosas smart cities. El eje de todo. Pero, además, es un espacio de oportunidad donde se podría planificar un gran proyecto como este. Porque lo que necesita Barcelona, según el arquitecto, son grandes proyectos de transformación urbana. Solo así tendremos biociudades en 2050, cuando van a ser muy necesarias.

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