Sebastián Porras es jefe del área de cultura gitana de la Fundació Pere Closa.

Sebastián Porras es jefe del área de cultura gitana de la Fundació Pere Closa.

La Fundació Pere Closa está fundada y formada por gitanos que han podido estudiar y reivindican el ser gitano desde la escuela o la facultad. Afortunadamente cada vez son menos las familias gitanas reticentes a la educación de sus hijos y eso es, en parte, a la tarea de entidades como esta que no solo interactúan con la comunidad, sino que también dedican sus recursos a explicar al mundo el papel de la cultura gitana. No es fácil, porque siguen faltando gitanos en el poder económico y político. De hecho, últimamente, incluso algunos quieren echarlos del flamenco. Para Sebastián Porras, Jefe del Área Cultural de la Fundació Pere Closa

Empecemos por el principio. ¿ A qué se dedica la Fundació Pere Closa?

Desde que nació en 1998 nos dedicamos a trabajar para la formación y la promoción del pueblo gitano en Catalunya. Los fundadores y los miembros del patronato somos todos gitanos y gitanas, la mayoría con formación universitaria que nos dimos cuenta, en nuestras propias carnes, del déficit muy importante que hay entre un número muy importante de gitanos y el hecho académico.

¿Eso todavía sigue así?

Todavía hoy en día el déficit sigue siendo muy importante. La inmensa mayoría de nuestros recursos, personales económicos, los destinamos a proyectos que trabajan con alumnos gitanos, con sus familias, con sus profesores, colegios e institutos. Buscamos el éxito escolar de nuestros niños y de nuestras niñas.

¿Es un problema educativo o cultural?

El terreno en que nos movemos nosotros es básicamente educativo, pero también es cierto que un número importante de nuestros proyectos tienen un componente social importante, y también cultural. Intentamos que las relaciones entre alumnos, su entorno y la escuela sean más fluidas, que todos piensen en el provecho del alumno. Si solo trabajásemos con los alumnos el proyecto quedaría cojo.

¿Sois una especie de puente entre la comunidad y los centros educativos?

Más que puente pretendemos ser un agente dinamizador. Hay un número importante de padres y madres, de familias gitanas que no acaban de ver la importancia de que los niños estudien. En otros muchos casos sí, pero nosotros nos centramos en los que no. También nos encontramos que muchos alumnos ven como en su casa no se le da importancia a la escuela. Así que, por lógica, ellos tampoco se la dan. Y también hay profesores que no siempre entienden que están trabajando con una realidad sociocultural específica que requiere de unas estrategias específicas.

¿QUÉ SIGNIFICA SER GITANO HOY EN DÍA?

Al decir que venía a hablar contigo sobre la fundación mi hijo de nueve años me preguntó qué son los gitanos. Yo le respondí como pude, pero, dime, ¿qué debería responderle?

Es una gran pregunta. No es la primera vez que me la hacen. Porque, de entrada, nosotros creemos que hay un gran desconocimiento. A pesar de que los gitanos formamos parte de esta tierra desde hace más o menos seis siglos. Por eso desde el área de cultura dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a explicarnos, a darnos a conocer. Tenemos una actividad de cuentacuentos gitanos en las escuelas. También hablamos de la historia, la lengua y la cultura del pueblo gitano en los institutos para estudiantes de secundaria. Y un proyecto de teatro. Lo que es desconocido, a veces, puede publicar cierto recelo.

Entonces, ¿qué es ser gitano?

A pesar de serlo y de llevar 25 años dedicándome a este asunto no tengo una respuesta. Porque para mí es un error caer en un decálogo. Para empezar, hay un componente familiar, de transmisión de una herencia cultural. Luego tiene que haber una voluntad de ser gitano. Yo tengo primos míos que por circunstancias de la vida han desertado de serlo gitanos. Una decisión muy respetable. También el hecho de que los demás te reconozcan como gitano va configurando tu identidad, que te reconozcan los gitanos y los que no lo son.

Pero, históricamente, hay una explicación.  

Sí claro. Hablamos de un pueblo que tiene su origen en una zona que hoy estaría entre la India y Pakistán. Hace aproximadamente diez siglos salieron de allí, no se sabe exactamente por qué. Hay poca bibliografía sobre ello. Comenzaron a viajar hacia el oeste, hacia Europa. Algunos grupos se fueron quedando en los sitios por donde pasaban, y otros siguieron hasta aquí. Y hoy en día hay gitanos en los cinco continentes. Pero, para mí, hay un punto clave a la hora de explicar la identidad gitana

¿Cuál es?

La lengua. Existe un idioma gitano, que se llama romanó y es el que comparten la mayoría de gitanos de todo el mundo.

Pensaba que se llamaba romaní.

Si hablamos de idioma, en masculino, tenemos que decir romanó. Si hablamos de lengua, en femenino, decimos romaní. Es un idioma que se declina en función de una serie de casos. Para la mayoría de los gitanos del mundo tú eres gitano si hablas romanó. Eso, para los gitanos de aquí, de Catalunya, de España, es difícil porque aquí se perdió.

¿Por qué?

Por culpa de diferentes leyes. La primera la de los Reyes Católicos, en 1499. Después vendrían otras muchas más. Todas prohibían a los gitanos, entre otras cosas, hablar su idioma. Y se perdió. Sin ese elemento identitario los gitanos españoles nos encontramos cojos.

¿Y el caló?

No es un idioma. Cuando se perdió el romanó se empezó a mezclar vocabulario del romanó con la gramática del castellano y del catalán y así nació al caló, pero no es un idioma.

¿Entonces?

Por eso a la pregunta de qué es ser gitano incluso me gusta no tener una respuesta clara. Aunque hay gitanos que lo tienen muy claro.  Para algunos tenemos que ser de una determinada manera. Yo creo que no tiene porqué ser así

Y estas familias son las que a veces les cuesta ver la importancia de la escuela.

Cierto. La distancia entre los gitanos y la escuela se puede explicar claramente mirando la historia. Los primeros gitanos llegaron aquí, en 1425 más o menos, según un documento de Alfonso V el Magnánimo, el rey de la Corona de Aragón de aquella época. Poco después la cosa se empezó a torcer. Los Reyes Católicos expulsaron a judíos y musulmanes. A los gitanos les permitieron quedarse, pero aprobaron la Pragmática de Medina del Campo, la primera ley antigitana, en 1499. A los gitanos les prohibieron su idioma, sus ropas, sus oficios tradicionales, la forja del hierro, el comercio de caballos, la artesanía del mimbre… Les prohibieron incluso que viviesen en algunas villas o ciudades. Fueron condenados a vivir al margen de la sociedad.

Eso tiene mucho que ver con los oficios actuales de muchas familias gitanas.

Los oficios tradicionales se fueron perdiendo y hoy en día el hecho de ser gitano no debe limitar a nadie en ningún sentido. No tenemos ningún defecto genético o de la mente que nos impida aspirar a lo que queremos. Es evidente que existen unos condicionantes económicos, sociales, como cualquier otra persona. Si uno se siente orgulloso de ser gitano, magnífico, pero eso no debe condicionarte en negativo en el desarrollo de tu vida. Nosotros animamos a los chavales a estudiar porque para tener cualquier profesión hace falta una formación hoy en día. Intentamos también inculcarles la curiosidad, que es el motor del aprendizaje. Y les mostramos referentes positivos.  Gitanos que son maestras, abogadas, profesores o periodistas.

¿Hay algo de miedo, quizás, por parte de algunas familias?

Sí, es como una especie de miedo a perder la gitanidad. Y está muy arraigado.  Porque los gitanos han sufrido muchas agresiones históricamente. Hasta que llegó la democracia no éramos ciudadanos iguales. Toda esa represión, incluso física, obligó a los gitanos a plantearse una estrategia endogámica: cerrarse en sí mismos. Y darle la vuelta a eso es muy complicado, porque después de tantos siglos está muy marcado en la mente. Eso sí, nos hemos dado cuenta de que cada vez hay más gitanos y gitanas que se dan cuenta de que formarse y estudiar es importante. Costará años darle la vuelta totalmente, pero la tendencia es esa.

ALGUIEN QUIERE DESGITANIZAR EL FLAMENCO

¿El flamenco es patrimonio de los gitanos?

Mira, hace unos cuantos años se celebró en Sevilla un congreso internacional de flamenco muy importante. Se constituyó un comité técnico de expertos formado por cuarenta u ochenta personas. Bueno, pues, ¿sabes cuántos gitanos estaban en ese comité? ¡Cero!

¿Qué me dices?

Tal como te lo digo. Ahora hemos tenido noticia que el Instituto Cervantes está preparando algo parecido y está formando una especie de comité de expertos sobre flamenco. Y entre los nombres que se barajan vuelve a haber cero gitanos. Así que lo que existe es un proceso, yo diría que una estrategia diseñada a priori, de desgitanización del flamenco. Quieren quitarles su papel. Diluirlo. Eso no es de ahora. Va cayendo como una gota malaya. Por eso creo que es una estrategia para quitar el mérito que puedan tener los gitanos en la génesis y el desarrollo del flamenco.

Un mérito muy real, por otra parte.

Dicho esto, como escritor que soy, periodista sobre flamenco, y aficionado también, yo pienso que es un arte mestizo por naturaleza. Tampoco estoy de acuerdo con los que creen que es exclusivamente gitano. Yo creo que nace de un contagio mestizo muy provechoso: los cantos de las sinagogas judías, influencias evidentemente musulmanas y también del folclore castellano preexistente. Pero me parece que es indudable que entre todos esos diferentes ingredientes hay uno que quizás sea el fundamental, que es el gitano. Yo siempre pongo el ejemplo de la paella. Le podemos añadir diferentes ingredientes. A unos les gusta el pollo, otros prefieren el marisco, la sepia… Pero ¿es posible una paella sin arroz? ¡No!

¿Y quién decide sobre el flamenco?

Ocurre una cosa. El poder, en el flamenco, realmente, no lo tienen los gitanos. Tú, fíjate, ¿cuántos productores de flamenco hay que sean gitanos? ¿Cuántos programadores de festivales? ¿Cuánta gente hay trabajando en discográficas? ¿Cuántos concejales de cultura? Igual que en la mayoría de las cosas, en el flamenco el poder no lo tienen los gitanos. Es evidente la estrategia sibilina para desginatizar el flamenco. Y es absurdo e injusto, pero, sobre todo, falso.

Si no tienes poder pierdes representación.

Y otro terreno donde ocurre es en los medios de comunicación. Estamos ausentes. Y cuando salimos, siempre es insistiendo en los mismos tópicos y estereotipos de siempre. Y eso es porque no hay poder gitano en los medios. Yo hace tiempo que reivindico una cosa: ¿para cuándo el Spike Lee gitano? Sé que no es exactamente comparable, pero necesitamos urgentemente un Spike Lee gitano.

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