Juana Dolores en la Gal·la de Santa Llúcia 2020. Imagen: TV3

Juana Dolores en la Gal·la de Santa Llúcia 2020. Imagen: TV3

Si hay un fenómeno literario que ha hecho daño en el statu quo de las letras catalanas es Juana Dolores. Nacida en el Prat de Llobregat, en 1992, hija de inmigrantes andaluces estudió Arte Dramático en el Institut del Teatre y luego literatura en la Universitat de Barcelona. En 2020 se dio a conocer al gran público con su premiado poemario Bijuteria, una obra alejada de los cánones y que revelaba una enfant terrible. Allí explicaba como una noche, volviendo de fiesta, la hiperconsciencia de su propia condición mortal se cruzó en su camino y comenzó a escribir poemas: «A Bijuteria supero el pànic de morir perquè l’enamorament és més poderós que el destí de classe, de gènere, de sexe, de morir-se». Tanto por su forma como por su fondo, su obra revoluciónó el panorama literario.

El problema, para unos cuantos, es que ella no es una enfant ni nada de eso, sino una auténtica rebelde con causa. Juana escribe en catalán y cultiva la poesía, pero reivindica sus raíces andaluzas y amenaza a cualquiera que diga que su obra en castellano no es cultura catalana. En sus poemas habla abiertamente de lucha de clases y de género, pero a la vez reivindica la belleza, la suya y la de las cosas. Uno de sus lemas recurrentes es Brilli-brilli & Barricadas.

 

Juana se ha convertido en lo más parecido a una influencer en poesía, una artista que marca tendencias, que brilla con su talento mientras reivindica la revolución y la frivolidad, a la vez. En 2019 estrenó un espectáculo dirigido, interpretado y escrito por ella: #Juana Dolores# Massa diva per a un moviment assembleari«. Toda una declaración de intenciones. Su última creación es Limpieza, un audiovisual sobre la precariedad de las trabajadoras de la limpieza y del hogar y la hipocresía de los estados-nación en plena crisis sanitaria y socioeconómica a causa del virus COVID-19.

 

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