Una cubierta solar fotovoltaica permite que un 25% del consumo eléctrico del centro provenga de la energía solar.

El 70% de la energía que consume Barcelona es de origen fósil, o sea, que provoca emisiones de CO2 a la atmósfera. El 21% procede de centrales nucleares. Y apenas un 9% es de origen renovable, pero, atención, porque de esos 9 sólo un 1% está producido en la ciudad. No dice mucho a favor de la sostenibilidad de la ciudad, ¿verdad?

Para cambiar la tendencia, en las últimas semanas han aparecido dos proyectos que aspiran a equilibrar el balance entre producción y consumo de energía.

PLACAS SOLARES PÚBLICAS 

Por un lado Barcelona ha aprobado una inversión de 12,5 millones de euros para instalar placas solares gratuitas en los tejados de edificios industriales y terciarios, como Mercabarna, las cocheras de TMB o la Zona Franca. La energía producida proporcionará energía a precios competitivos a las pequeñas y medianas empresas que operan en Mercabarna, por ejemplo.

Este es solo el primer paso, porque también está sobre la mesa la posibilidad de instalar placas en centros sanitarios, deportivos, culturales, universitarios, e incluso oficinas y hoteles.

MOLINOS EN COLLSEROLA

Por otro lado, Viure de l’Aire está recogiendo dinero para poner en marcha el primer proyecto de generación de energía eólica en la ciudad. La intención es ubicar dos molinos en Collserola, en un punto donde el viento es constante y permitiría producir cantidad suficiente. Por supuesto, se trata de algo simbólico. Harán falta muchos más aerogeneradores para ofrecer un servicio funcional a la ciudad, pero por algún sitio se empieza. Además, los promotores esperan que sirva para superar las barreras que muchos residentes ponen a los molinos de viento.

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